Teatro Lope de Vega
Antonio Sánchez: Batería
John Escreet: Piano, Fender Rhodes
Matt Brewer: Contrabajo, Bajo eléctrico
Thana Alexa: Voz, efectos
Chase Baird: Saxo Tenor, Ewi
La primera vez que lo vi tocar fue en Lisboa, con el Pat Metheny Group, y corría el año 2005. Desde entonces lo he seguido de cerca, viéndolo tocar varias veces más con Pat Metheny, en un clinic del Drum Fest 2013 y también en una ocasión anterior con su banda Migration. Desde luego que no pierdo la ocasión cuando se presenta porque de veras que merece la pena. Hablamos de uno de los mejores baterías del mundo y que además compone sus propias piezas y sabe llevarlas a un directo potentísimo. Y además es un tío de lo más agradable.
Mejicano de nacimiento y nacionalizado estadounidense hace bien poco, es sensible hacia el drama de la inmigración de una forma que a la mayoría de nosotros nos pilla más de lejos. Y no porque haya pasado las penurias que están pasando miles de sus compatriotas bloqueados por el enésimo muro de la vergüenza. Él mismo reconoce que ha sido muy afortunado y que ha tenido las oportunidades que no tiene la inmensa mayoría, pero al mismo tiempo se solidariza con el drama y pone lo que esté de su parte para dar voz a los desamparados, a los maltratados, a los que se les niega un futuro mejor. Parte de ese compromiso se materializa en un disco inmenso llamado "Lines in the Sand", y que nos trajo a Sevilla para nuestro deleite.
Migration es una banda sólida, que pivota en el trío Sánchez-Escreet-Brewer. Si le añadimos la deliciosa voz de Alexa dialogando con el saxo de Baird, la musicalidad nos embarga sin remedio, máxime cuando las composiciones nacen, se desarrollan, viran y reviven extendiéndose en ocasiones a 20 o 25 minutos. Y es que el setlist se reduce a tan sólo seis temas que abarcan todo el comentado álbum Lines in the Sand pero el concierto se extiende hasta casi dos horas de duración.
Comienza el recital con Travesía, con una introducción donde se escuchan sirenas, voces, gritos...el drama sobre el que se basa el disco y el concierto. A lo largo de unos 25 minutos una recurrente secuencia de notas da paso a melodías que evocan al Pat Metheny Group, para ir subiendo en intensidad impulsada por las baquetas de Sánchez e ir suavizandose con la voz y efectos de Alexa. Sin solución de continuidad se pasa a Long Road, más sosegada y dominada por el saxo tenor de Baird doblado también por la voz de Alexa, que no deja de ser un instrumento más. En este punto Antonio presenta a la banda y nos cuenta de qué va todo esto. Sin duda está comprometido con la causa y se muerde la lengua para no nombrar a quien todos tenemos en mente: el impresentable y repugnante Trump. Nos pide reflexión y solidaridad.
Emprende la banda la segunda parte del concierto con una composición que no está en el disco (¿Gojta?) que empieza con un solo de bajo de Brewer y sigue con un estridente Escreet al Fender Rhodes que la verdad es que me sacó un poco del concierto. No hay problema, porque sigue con la deliciosa Home y la angelical voz de Alexa haciendo giros sobre su propia voz grabada en el acto.
Y nos vamos a la composición final que da título al disco, Lines in the Sand. Otros veintitantos minutos que nos cuentan la parte final de esa tortuosa travesía. Antonio está aquí que se sale. Incluso mete en una parte un ritmo de rock que parece una pequeña concesión a lo que quiso ser cuando empezó con la baquetas: parecerse a Stewart Copeland. Bueno, aquí se salen todos, pero es el final del concierto.
Hay un bis, donde se interpreta el tema que falta del disco. No se ha respetado el orden, pero quizá esté justificado para terminar con una pieza menos complicada y que nos deje a todos con cierta sensación de euforia. Su título es inquietante: Bad Hombres y Mujeres.
Gracias a ti!.
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