24 Festival Internacional de Jazz
Teatro Cervantes
Michel Camilo: Piano
Aunque me hubiera gustado más haber tenido la ocasión de ver a este monstruo con su trío habitual, la propuesta de concierto en solitario también era atractiva. Y no decepcionó lo más mínimo, todo lo contario, quedé más que satisfecho. El arranque ya fue espectacular con From Within, que podíamos ver y oír en Calle 54 (2001). Entre baladas, blues y algo que me sonó incluso ragtime, tuvo momentos de sensibilidad extrema como con Twilight Glow y romanticismo como con Reflections, de su disco Solo (2005). Ver a este hombre tocar el piano es una delicia, ya sea a una velocidad endiablada de ritmo caribeño o ya sea pellizcando las teclas casi sin tocarlas. Para finalizar el Love Theme de Two Much (1996). Una pieza demasiado buena para una película tan mediocre.
"Information is not knowledge. Knowledge is not wisdom. Wisdom is not truth. Truth is not beauty. Beauty is not love. Love is not music. Music is the best." (Packard Goose, Joe's Garage, Frank Zappa 1979)
martes, 17 de noviembre de 2009
lunes, 16 de noviembre de 2009
Branford Marsalis Quartet, Sevilla 11/11/2009
Grandes Intérpretes
Teatro Maestranza
Branford Marsalis: Saxos
Joey Calderazzo: Piano
Eric Revis: Bajo
Justin Faulkner: Batería
Brutal. Esta es la palabra para describir cómo arrancó el concierto del cuarteto de Marsalis el pasado miércoles en el Teatro Maestranza. Los cuatro componentes exprimieron sus respectivos instrumentos en un bebop acelerado que les exigía contorsiones, caras desencajadas, arrebatos. Se mascaba la tensión y el pulso que mantuvieron durante los siete u ocho minutos que duró la composición. Joey Calderazzo a menudo parecía que se caería de la silla. Justin Faulkner más que baquetas parecía llevar abanicos en las manos. Eric Revis literalmente violaba a su contrabajo y Marsalis lanzaba gemidos entre ataque y ataque a su saxo alto. Tremendo. Y tras la tempestad, la calma, que tiene un nombre: saxo soprano. Con varias visitaciones a su último trabajo Metamorphosen (2009) y otras composiciones que desconozco, fueron alternado tiempos lentos y rápidos pero sin llegar en ningún momento al éxtasis inicial. Al menos a mi parecer. El que más me gustó: Justin Faulkner a la batería.
Teatro Maestranza
Branford Marsalis: Saxos
Joey Calderazzo: Piano
Eric Revis: Bajo
Justin Faulkner: Batería
Brutal. Esta es la palabra para describir cómo arrancó el concierto del cuarteto de Marsalis el pasado miércoles en el Teatro Maestranza. Los cuatro componentes exprimieron sus respectivos instrumentos en un bebop acelerado que les exigía contorsiones, caras desencajadas, arrebatos. Se mascaba la tensión y el pulso que mantuvieron durante los siete u ocho minutos que duró la composición. Joey Calderazzo a menudo parecía que se caería de la silla. Justin Faulkner más que baquetas parecía llevar abanicos en las manos. Eric Revis literalmente violaba a su contrabajo y Marsalis lanzaba gemidos entre ataque y ataque a su saxo alto. Tremendo. Y tras la tempestad, la calma, que tiene un nombre: saxo soprano. Con varias visitaciones a su último trabajo Metamorphosen (2009) y otras composiciones que desconozco, fueron alternado tiempos lentos y rápidos pero sin llegar en ningún momento al éxtasis inicial. Al menos a mi parecer. El que más me gustó: Justin Faulkner a la batería.
jueves, 5 de noviembre de 2009
Bill Frisell 858 Quartet, Sevilla 04/11/2009
Jazz en Noviembre
Teatro Central
Bill Frisell: Guitarra
Ron Miles: Trompeta
Eyvind Kang: Viola
Hank Roberts: Violonchelo
Musicalmente hablando no sabía muy bien qué esperar de este concierto, pero vista la instrumentación de cuarteto que presentaba y después de escuchar su último trabajo Disfarmer (2009), lo que escuchamos anoche fue, precisamente, Americana; folk rural cargado de diferentes texturas, tempos y sonoridades. La primera composición se extendió hasta casi 50 minutos. Los cuatro instrumentistas, sentados, dispuestos en semicírculo (faltaba un braserito en el centro) concatenaron diferentes piezas ininterrumpidamente durante, como ya digo, más de tres cuartos de hora. Aburrido a veces, más interesante otras, con pequeñas secciones solistas de cada uno, lo que me parece sorprendente es que mantengan el pulso durante tanto tiempo sin descanso. Con este precedente alguno se lo pensaría dos veces para cuando llegara el momento de pedir un bis (de hecho, más de uno salió por pies a la primera oportunidad que tuvieron, cuando los músicos se despedían al finalizar el programa principal). Las siguientes composiciones fueron mucho más estándar en cuanto a duración y sólo hacia el final del set entraron en formas jazzísticas más convencionales. En general el virtuosismo brilló por su ausencia, sobre todo por parte del protagonista de la velada, Frisell. En fin, un concierto diferente. Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario.
Ron Miles: Trompeta
Eyvind Kang: Viola
Hank Roberts: Violonchelo
Musicalmente hablando no sabía muy bien qué esperar de este concierto, pero vista la instrumentación de cuarteto que presentaba y después de escuchar su último trabajo Disfarmer (2009), lo que escuchamos anoche fue, precisamente, Americana; folk rural cargado de diferentes texturas, tempos y sonoridades. La primera composición se extendió hasta casi 50 minutos. Los cuatro instrumentistas, sentados, dispuestos en semicírculo (faltaba un braserito en el centro) concatenaron diferentes piezas ininterrumpidamente durante, como ya digo, más de tres cuartos de hora. Aburrido a veces, más interesante otras, con pequeñas secciones solistas de cada uno, lo que me parece sorprendente es que mantengan el pulso durante tanto tiempo sin descanso. Con este precedente alguno se lo pensaría dos veces para cuando llegara el momento de pedir un bis (de hecho, más de uno salió por pies a la primera oportunidad que tuvieron, cuando los músicos se despedían al finalizar el programa principal). Las siguientes composiciones fueron mucho más estándar en cuanto a duración y sólo hacia el final del set entraron en formas jazzísticas más convencionales. En general el virtuosismo brilló por su ausencia, sobre todo por parte del protagonista de la velada, Frisell. En fin, un concierto diferente. Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario.
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