+ Malabriega
Sala Custom
Pedro Ramírez: Guitarra, Voz
José Ramírez: Saxo Tenor, Saxo Alto, Flauta
Agustín Carrillo: Saxo Tenor, Voz
Manuel Arrabal: Batería
Carlos Becerra: Bajo
Tony Romero: Voz
Manuel Nocete: Teclados
Esta Sala Custom se consolida como la sala de “los 20 años después”. Y es que una vez más, y qué casualidad, justamente se cumplen 20 años desde que por primera vez vi a este grupo malagueño en directo. En aquella ocasión fue un abarrotado Fun Club y al frente claro está se encontraba el inclasificable e irrepetible Roberto González, Rockberto, que nos dejó hace ya casi tres años. El grupo a pesar de todo sigue en activo con otro cantante radicalmente distinto. En mi opinión esto se veía venir desde la publicación de Sigamos en las nubes (2008), con o sin la muerte de Rockberto, así que por fin llegó el momento de comprobar, experimentar y aplaudir si es posible la nueva versión de Tabletom.
A diferencia de aquella ocasión, esta vez la sala estaba más bien desolada. Unas 70 u 80 personas siendo generosos. Yendo a porcentaje de taquilla, una ruina. Corren malos tiempos para salir de gira, hasta para los consagrados, por lo que un grupo como este que, como dice la wikipedia lo que tiene son incondicionales, no seguidores, lo tiene muy difícil para medio-llenar, a pesar de ser viernes. Y hay otro tema. La ausencia de Rockberto al micro sin duda ha hecho que muchos de los seguidores dejen de serlo y ni siquiera le han dado una oportunidad al nuevo. Bueno, de eso hablaremos más adelante.
Con retraso más que considerable, e imagino que con la esperanza de que entrara algún rezagado más, se presentaron en el escenario como teloneros un grupo sevillano que no conocía, Malabriega, seguidores y continuadores de la tradición de Triana y el Camarón de La Leyenda del Tiempo. ¡Qué bien sonaban los tipos!. Mucha calidad, instrumental y vocal, sin complejos, haciéndonos escuchar a Triana pero sin ser ni pretender ser Triana. Espero que sigan adelante porque el camino que han elegido desde luego que no es fácil ni agradecido.
Y llega el turno de los malagueños. Ahí están todos esos monstruos, con una formación que lleva junta al menos 20 años. Carlos Becerra, el bajista entró después, y el teclista es totalmente nuevo (el de hoy es su segundo bolo). Empiezan a calentar, a sonar los pitos como dice Pepillo, las cuerdas y los parches. No se ve a Tony Romero, que espera a que suenen los primeros acordes de Guaja para salir al escenario y empezar a cantar aquello de que qué hemos tomao que tenemos mu mal color. Bueno, ya empiezo a degustar a los nuevos Tabletom. Tony canta con un deje que no dista mucho del de Rockberto, pero ni lo imita ni lo intenta, es sólo que esas canciones las tengo a hierro tatuadas en el cerebro y se grabaron por y para Rockberto. Como decía un acompañante del grupo, Tony Romero es un animal del escenario, y eso se nota y le da al grupo un empujón totalmente nuevo con la música que ya conocemos. Que sí, que con el Rockberto te partías de risa sólo con verlo moverse y por las ocurrencias que soltaba por la boquita y que algunos temas los cantaba como nadie podrá cantarlos jamás, pero éste desde luego que los canta todos y se le entiende. Las letras de Tabletom vuelven a dejar de ser ininteligibles. A los miembros del grupo se les ve más sueltos , relajados, sin soportar la carga sobre los hombros que desde luego suponía Rockberto en los últimos tiempos. Eso es lo que me parece a mí al menos. No puedo dejar de asimilar la situación a la que pudieron vivir los grupos que acompañaban a Silvio en sus últimos años. Y además yo soy de los que siempre ha ido a ver a Tabletom por la música, no por el personaje, y en eso no hemos perdido nada, sino todo lo contrario.
Bueno, después de La Radio llega Paco, un tema que como he dicho en alguna ocasión sería un pelotazo si alguien se dedicara a radiarlo o a distribuirlo por youtube. Me encanta este tema, divertido, musicalmente hermoso, dinámico. Hay otros temas así que también suenan, como El Vampiro, el Reggae las Macetas. Qué musicazos. Todos. Yo lo flipo especialmente con Carlos Becerra. Con lo que me ha gustado siempre un bajo, verlo tocar a dos metros de distancia es un deleite. Se sale del pellejo en temas como La KGB. Por fin llega un tema del disco que menos huele a Rockberto, pero es precisamente el tema del disco que más huele a Rockberto. Se trata de Blues Ozono, un tema con una letra que yo al menos no tengo por dónde cogerla. Siguen más temas del Inoxidable (1991) y casi parece que lo van a tocar entero. Y si no, son temas del 7000 Kilos (2002). La verdad es que son sus discos más populares aunque por descontado no van a dejar de regalarnos otros de sus temas favoritos como La Parte Chunga y Málaga. Antes de ellas llega Guadalmedina, un temazo que suele iniciar Pepillo al cante, que Tony Romero hace literalmente suyo, cambiando las referencias malagueñas por las granainas, y que en su segunda parte tiene un desarrollo instrumental que pone los pelos de punta.
La gente se viene arriba, alguno está a punto de saltarse al escenario del subidón. Semos cuatro gatos pero no lo parece. Pero irremediablemente nos acercamos al fin con el principio del bis, que como es habitual desde hace ya muchos años culmina con ese derroche de energía rocanrolera que es No Tengo Ná.
Sólo hay una cosa que me decepcionó del concierto: ni un solo tema nuevo. Esperaba alguna sorpresa, máxime cuando en el previo del concierto me enteré por su manager que tienen grabados nuevos temas con Tony Romero. Desconozco por qué no lo hicieron. Alguna razón habrá, ¿verdad?.
Y por último agradecer a las primas Cayuso permitirme compartir mesa, concierto y backstage con ellos, y a los hermanos Ramírez por su amabilidad y palabras. Sigamos en las nubes no, sigamos en los escenarios.