sábado, 14 de agosto de 2021

Universo John Zorn

 Para mí hay un antes y un después del concierto de John Zorn con Electric Masada el viernes 4 de abril de 2008 en el Teatro Central de Sevilla. Sinceramente no estaba preparado para lo que iba a presenciar. De casualidad había llegado a mis manos un disco delicioso como The Dreamers (2008) que me fascinaba cada día más por todo: su artwork, la cuidada edición, su mezcla imposible de estilos; desde la música surf, pasando por jazz, jazz-rock...el palpable virtuosismo de una serie de músicos que no conocía de nada: Marc Ribot, Joey Baron, Trevor Dunn...¡un momento!...Trevor Dunn sí que me suena, ¿no era este el de Mr. Bungle?...sí, así es, colega de Mike Patton que tanto me gusta. Coño, ¡pero si a ambos los vi en Roskilde 2005 con esa formación que se hacía llamar Fantômas y que durante una hora de concierto me tuvieron preguntándome que cojones era lo que estaba pasando encima del escenario!. 

Bueno, sigamos, el caso es que dentro del programa del extinto festival de Jazz viene del Sur se anunció el concierto de engañoso título de John Zorn - The Dreamers. Ya está. Lo vi claro. Viene a presentar este disco que tanto me está gustando. No podía desaprovechar la oportunidad y allí me presenté ese viernes acompañado de mi mujer y mi buen amigo Iván, compañero de tantas aventuras. En la entrada a la sala nos dan una octavilla donde detallan el programa y ahí ya no hay rastro de The Dreamers, sino John Zorn: Electric Masada - Essential Cinema. Mmmm...veo los nombres de los músicos y son los mismos que The Dreamers salvo alguno mas, una tal Ikue Mori. Bueno. No sé qué será eso de Electric Masada. Se apagan las luces y...se proyecta en una pequeña pantalla una serie de películas mudas a cual más surrealista y experimental. La banda, completamente a oscuras, interpreta una música que se ajusta perfectamente a la imagen proyectada. Reconozco a Zorn en la oscuridad dando instrucciones aquí y allá. En general toda la banda está tocando a la vez pero a veces el combo se reduce a unos cuantos de los músicos. De hecho, en una ocasión, se van todos y sólo queda en el escenario Ikue Mori que interpreta la música en lo que parece un ordenador portátil, con Zorn sentado a su lado haciéndole señales. Tampoco sé muy bien esta vez lo que está pasando en el escenario pero me gusta. En la oscuridad releo el panfleto y habla de "cinco filmes de cine experimental que van desde la laboriosa e inspirada obra de Harry Smith Tin Woodsman's Dream a la alucinada no-narratividad de Ritual in Transfigured Time de Maya Deren".

Uf, ha sido una experiencia increíble, pero lo mejor está por llegar. Tras un breve descanso vuelve toda la banda al escenario y entramos en las montañas de la locura, desatándose un estruendo difícil de soportar por momentos. Se intercalan momentos de cacofonía total con remansos acústicos deliciosos. Ya con toda la iluminación del teatro podemos ver con nitidez a ese conjunto de siete músicos perfectamente ubicados en torno al maestro de ceremonias Zorn que, ataviado con pantalones de camuflaje y camiseta amarilla, un pie en el suelo y otro en la silla, intercala estruendosos soplidos a su saxo alto con indicaciones con las manos a todos y cada uno de los músicos que tienen todos los ojos clavados en el jefe, tocando sus respectivos instrumentos sin mirarlos ni siquiera de reojo. Aun pienso que en cualquier momento van a interpretar algún tema del disco que me llevó a ese concierto pero no, son otros temas, a veces dispares unos de otros pero todos con cierto elemento común, cierta escala musical que los hace a todos distintos pero similares a la vez. No fue hasta mucho después que entendí todo. Lo que estaba viendo era una reencarnación del concepto Masada, la más descomunal obra del más descomunal de los compositores contemporáneos. Es difícil asimilar la magnitud de esta deriva compositiva de John Zorn, con mas de 500 temas repartidos en lo que llaman los tres libros de Masada, e interpretables por multitud de formaciones distintas. Lo que estaba presenciando era Electric Masada, quizás la más espectacular de todas ellas. Sin solución de continuidad el concierto fue una sucesión de interpretaciones de una intensidad que te dejaban noqueado, sordo, descolocado. Por momentos llegué a temer por la integridad de mi hijo en el vientre de mi mujer, embarazada de cuatro meses, sometido a esa tralla inconmensurable. Acabó el concierto y me fui a casa exhausto y no me di la oportunidad de abordar a Zorn a la salida para darle las gracias y pedirle un autógrafo. Ahora sé que no me lo hubiera dado. Tenía ganas de contar esta mi introducción en el universo Zorn y no ha sido hasta que me he leído el magnífico libro de Óscar Alarcia de título precisamente Universo John Zorn (Libritos Jenkins, 2020) que he encontrado el momento.

Después de ese concierto profundicé mucho más en John Zorn. Adquiría todo lo que se me ponía a tiro y que estuviera a un precio decente. Poco a poco fui conociendo muchas otras facetas de su obra pero cuanto más me introducía, más y más me sentía lejos de poder abarcarlo todo, hasta que uno se rinde y asume que el ritmo de producción de Zorn siempre es mayor que el ritmo de adquisición y escucha que puedo permitirme. Además siempre deseé poder poner un poco de orden y concierto en ese universo (o debería decir multiverso), saber cómo es el autor, cuál es su trayectoria, cómo puede ser tan prolífico, que cosas llevan de un punto a otro...Pues todo eso y muchísimo más es lo que podemos encontrar en las más de 550 páginas de este libro que escribe, edita y distribuye el gran Óscar Alarcia. Este libro es tan descomunal como es y se merece el protagonista del mismo. A lo largo de diez capítulos Óscar ejecuta con éxito la titánica tarea de poner en orden la trayectoria vital y musical de este genio con infinidad de información obtenida de infinidad de revistas, artículos, libros, vídeos de youtube y que, con cierta dosis de paciencia y pasión incondicional por el que lee, te permite introducirte a fondo en su mundo y disfrutar de su cronología musical, entendiendo y conociendo quién es quién y qué es qué en ese universo sólo posible cuando detrás hay un genio que como él mismo dice trabaja 24h al día 365 días año sin distracciones (entre las que incluye hijos y televisión). Un workaholic con mayúsculas que hace que el mismísimo Zappa pareciera un compositor aburguesado. Por cierto que Óscar, en varios momentos del libro, no puede evitar mencionar al bigotudo a colación de tantos elementos que podemos trazar en común en la trayectoria de estos dos genios y por el que profesa sin duda igual o más admiración.

Por concluir, creo que esta es la obra definitiva de John Zorn en español. Un obra que, como bien dice Óscar, a la hora de su edición ya está obsoleta, pero que se me antoja fundamental para cualquiera que desee tener una mínima conciencia de lo que significa el Universo de Zorn y, sobre todo, se sienta enganchado, hipnotizado, abrumado por su producción musical. Gracias Óscar por ese descomunal esfuerzo que tanto me ha enriquecido y me ha hecho disfrutar.


sábado, 17 de julio de 2021

The Jayhawks, Sevilla 15/07/2021

+ Dani Llamas

Pop CAAC, Centro Andaluz de Arte Contemporáneo

Gary Louris: Voz, Guitarra, Armónica
Tim O'Reagan: Batería, Voz
Marc Perlman: Bajo, Voz
Karen Grotberg: Teclados, Voz

Este ha sido mi primer concierto en condiciones desde febrero de 2020, casi un año y medio después, más de 500 días (y 500 noches). Para mí, que cargo a mis espaldas más de 300 conciertos ha sido durillo, pero visto lo visto me puedo sentir afortunado de que el mayor precio que he tenido que pagar al puto virus haya sido no asistir a conciertos en vivo. Para The Jayhawks también ha sido la vuelta a la carretera desde el inicio de la pandemia y lo van a hacer con una exclusiva gira española. Aun resuenan en mi cabeza los ecos de la vez anterior que los vi aquí en Sevilla, hace seis años, en un concierto maravilloso. El evento de esta noche tiene todos los mimbres para convertirse en una "vuelta a la normalidad" inolvidable.


Pero no fue así. El concierto me dejo un sabor muy agridulce. Problemas de sonido desde el principio, interrupción a los 20 minutos para poder arreglar un entuerto, poca química con el público y ni siquiera entre ellos...en fin, lo que parecía que iba a ser un concierto muy especial se quedó en un concierto mediocre que se salvó simplemente porque las canciones son enormes. 

Comenzó la velada con el jerezano Dani Llamas que, a solas con su voz y una fender jaguar tocó varios palos del flamenco en una propuesta que ni encajaba ni convencía con el momento. Fueron muchas las voces a mi alrededor que pedían la última. Fueron pocos los que retuvieron la atención que reclamaba con unas canciones de temática profunda y en español. No le resto mérito al muchacho pero la verdad es que yo estaba más pendiente de la cola para pedir una cerveza. 


A las 23:00 puntuales aparecieron por fin los Jayhawks con la imprescindible I'm Gonna Make You Love, el tema con el que creo comienzan todos sus conciertos y que irremediablemente te da un subidón de alegría. Empezamos bien y continuamos mejor con Waiting for the Sun del maravilloso Hollywood Town Hall (1992) hasta llegar a This Forgotten Town, primer corte del último disco de controvertido título XOXO (2020). Hasta hace bien poco no he sabido que eso de XOXO significa "besos y abrazos", y seguro que con toda esa buena intención los muchachos de Jayhawks bautizaron su disco, hasta que alguien de por aquí les hizo saber que quizás no fuera un título muy afortunado. Ellos mismos se lo toman con humor. 

Hacia los veinte minutos de concierto se jodió todo. Los puntuales problemas de sonido llegaron a exasperar a Gary que pidió a su técnico que echara un vistazo a la pedalera, interrumpiendo el concierto. El resto del grupo quiso amenizar la espera improvisando un poco de jazz, un poco de funk...pero lo que me demostraron es como improvisadores son algo mediocres y no supieron ofrecernos nada medianamente interesante. Como la cosa iba pa largo, mejor nos vamos p'adentro y volvemos cuando el técnico se gane su sueldo. Total, que nos tuvieron unos 10 o 15 minutos de brazos cruzados, escuchando la música ambiental. Aquí creo que al menos Gary podía haber hecho algo más y habernos obsequiado con alguna interpretación fuera de guion, con su guitarra acústica, como ha hecho desde su casa en algunos momentos del confinamiento. Cualquier cosa, mejor que escurrir el bulto y meterse al backstage. No supo o no quiso aprovechar el momento y hacer de un imprevisto una oportunidad. 


De hecho, la única salida de guion para bien fue la vuelta, una vez supuestamente solucionado el problema, para probar el sonido con Listen Joe, versión de Golden Smog. Continuó el concierto y no tardaron en aparecer los temas del aclamado Rainy Day Music (2003) del que tocaron hasta seis temas. El clímax fue subiendo poco a poco, intercalando incluso nuevas temas de XOXO, alcanzando como era de esperar el punto álgido con Angelyne y Save It for a Rainy Day. Me lo estaba pasando bien pero sentía que no me llenaba del todo. La vez anterior, en el 2015, disfruté muchísimo mas (bien es cierto que en un entorno más propicio y con una banda extendida). 

Y bueno, con la aparición de Blue y Tailspin ya se intuía que esto llegaría al final. Tras una breve despedida, vuelven para cerrar el concierto con Bad Time. ¿Ya?...¿ese es el bis?...pues parece que sí. Imagino que había que acabar a una hora concreta y la interrupción técnica nos restó canciones del repertorio. En fin, qué le vamos a hacer. Un concierto sobre el que había puesto muchas expectativas y que no vi colmadas. 

Setlist:
I'm Gonna Make You Love Me
Waiting for the Sun
Trouble
This Forgotten Town
Listen Joe
The Man Who Loved Me
Living in a Bubble
Tampa to Tulsa
All the Right Reasons
I'd Run Away
Across My Field
Smile
Angelyne
Two Hearts
Save It for a Rainy Day
Everybody Knows
Stumbling Through the Dark
Dogtown Days
Backwards Women
Blue
Tailspin
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Bad Time

jueves, 11 de marzo de 2021

Vivir con Banda Sonora

Hace mucho que no escribo en el blog. Entre la ausencia de conciertos por la mierda esta del COVID y que me invade cierta desidia, la verdad es que no he encontrado argumentos para volver a publicar una entrada en este blog, que no se mueve nada menos que desde el concierto de Dylan en Sevilla en mayo de 2019. Hasta que me he leído el libro de mi buen amigo Ramón García.

Cuando digo mi buen amigo puede sonar un poco pretencioso, para ser una persona con la que sólo he hablado en persona un par de veces. Pero a lo largo ya de unos pocos años he ido conociéndolo mejor, bien por cosas que publica en Facebook, en la Voz de Almería o bien por los distintos podcasts que viene publicando con regularidad y, aunque nos separa una pequeña brecha generacional, lo cierto es que creo que tengo muchas cosas en común con él, y no sólo por nuestros gustos musicales. Nos une nuestra pasión por el rock en general, por el progresivo en particular, por el jazz en casi todas sus vertientes. Joder, si además trabaja como informático, al igual que yo. Pero sobre todo lo tengo siempre presente por los podcats. En mi casa, en los desplazamientos en coche, su voz es ya muy familiar. Y él lo sabe.

Así que como fiel acólito que soy por todo lo que hace, me alegró muchísimo saber que publicaba un libro, el cual no tardé en adquirir y adelantar por la derecha a todos los que tenía encolados. Se trata de “Vivir con banda sonora”, que puede adquirirse aquí. Según él mismo indica en el libro, lo que inicialmente iba a ser una recopilación de sus artículos publicados en La Voz de Almería se convirtió en un relato biográfico de su despertar, desarrollo y madurez musical, apoyándose siempre en los citados artículos que reproduce íntegramente (algunos inéditos) como muletilla para expresar su opinión y contar sus “batallitas” sobre los temas y protagonistas de cada artículo. Todo ello lo ha ordenado temáticamente por capítulos, que abarcan desde la inmersión de su juventud, pasando por estilos musicales varios y terminando con el capítulo dedicado a la música patria, con algunos protagonistas cuanto menos sorprendentes. Por si esto no fuera suficiente para disfrutar el libro, sumémosle unas ilustraciones fabulosas, originales, realizadas exprofeso y sin duda con mucho cariño nada menos que por sus hijas, profesionales del diseño gráfico (Marta y Paula).


El resultado, el libro que a mí me gustaría escribir algún día si atesorase tanto conocimiento, experiencia y don de comunicación como tiene mi amigo Ramón. Sí, mi amigo. Enhorabuena.