Hace mucho que no escribo en el blog. Entre la ausencia de conciertos por la mierda esta del COVID y que me invade cierta desidia, la verdad es que no he encontrado argumentos para volver a publicar una entrada en este blog, que no se mueve nada menos que desde el concierto de Dylan en Sevilla en mayo de 2019. Hasta que me he leído el libro de mi buen amigo Ramón García.
Cuando digo mi buen amigo puede sonar un poco pretencioso, para
ser una persona con la que sólo he hablado en persona un par de veces. Pero a
lo largo ya de unos pocos años he ido conociéndolo mejor, bien por cosas que
publica en Facebook, en la Voz de Almería o bien por los distintos podcasts que
viene publicando con regularidad y, aunque nos separa una pequeña brecha
generacional, lo cierto es que creo que tengo muchas cosas en común con él, y
no sólo por nuestros gustos musicales. Nos une nuestra pasión por el rock en general,
por el progresivo en particular, por el jazz en casi todas sus vertientes.
Joder, si además trabaja como informático, al igual que yo. Pero sobre todo lo tengo siempre presente por los podcats. En mi casa, en los
desplazamientos en coche, su voz es ya muy familiar. Y él lo sabe.
Así que como fiel acólito que soy por todo lo que hace, me alegró muchísimo saber que publicaba un libro, el cual no tardé en adquirir y adelantar por la derecha a todos los que tenía encolados. Se trata de “Vivir con banda sonora”, que puede adquirirse aquí. Según él mismo indica en el libro, lo que inicialmente iba a ser una recopilación de sus artículos publicados en La Voz de Almería se convirtió en un relato biográfico de su despertar, desarrollo y madurez musical, apoyándose siempre en los citados artículos que reproduce íntegramente (algunos inéditos) como muletilla para expresar su opinión y contar sus “batallitas” sobre los temas y protagonistas de cada artículo. Todo ello lo ha ordenado temáticamente por capítulos, que abarcan desde la inmersión de su juventud, pasando por estilos musicales varios y terminando con el capítulo dedicado a la música patria, con algunos protagonistas cuanto menos sorprendentes. Por si esto no fuera suficiente para disfrutar el libro, sumémosle unas ilustraciones fabulosas, originales, realizadas exprofeso y sin duda con mucho cariño nada menos que por sus hijas, profesionales del diseño gráfico (Marta y Paula).
El resultado, el libro que a mí me gustaría escribir algún día si atesorase tanto conocimiento, experiencia y don de comunicación como tiene mi amigo Ramón. Sí, mi amigo. Enhorabuena.