sábado, 16 de agosto de 2008

Blogs

Hace poco más de cuatro meses que publiqué la primera entrada. Como digo en la cabecera del blog, la intención era tener un lugar donde recopilar algunas cosillas que escribía de vez en cuando, y que habitualmente enviaba por email a los más allegados. Estos email acababa perdiéndolos, habitualmente por causas ajenas a mi voluntad, y la verdad es que me resultaba muy triste. Como se puede comprobar casi todas las entradas se refieren a crónicas de conciertos a los que he podido asistir. Me gusta escribir estas crónicas, porque son un ejercicio de memoria fantástico, sobre todo aquellas que se refieren a eventos que ya pasaron hace mucho tiempo. Resulta gratificante recordar los detalles, rescatarlos de ese recóndito rincón del cerebro condenados a la extinción, y salvaguardarlos por escrito para la posteridad (eso espero). Cierto es que me apoyo en documentos gráficos propios y ajenos, a los que recurro vía internet, pero sobre todo son cosas que saco escarbando en la memoria. Lo cierto es que me enrollo bastante, y cuando me quiero dar cuenta llevo escritas un montón de líneas, pero es que soy un enfermo de los detalles, y me cuesta renunciar a algo. A la satisfacción propia de releer lo escrito, se une la aportación de gente que de una forma u otra ha compartido contigo esa historia y venciendo la posible timidez, dejan algún comentario que enriquece el contenido con otros puntos de vista.
La verdad es que esto de los blogs es maravilloso. Hasta ahora sólo las vacas sagradas podían hacer una reseña de un concierto, o escribir una crítica de un disco. Sin embargo ahora tenemos el marco apropiado para que cada uno de nosotros, de una manera más o menos pública y alcanzando a un público más o menos extenso, podamos expresar nuestras impresiones y experiencias. Además son opiniones escritas desde el corazón y sin ningún tipo de condicionamiento editorial o motivación económica, por lo que considero que la sinceridad y veracidad es real.
Lo peor de todo esto de los blogs, es que no puedo dedicarle el tiempo que quisiera. Y no lo digo por el volumen de entradas que publico, ya que no me autoimpongo ninguna obligación ni me siento presionado por escribir cosas y tener algo nuevo que ofrecer. Lo digo porque hay cantidad de blogs interesantes, de gente que escribe muy bien y son auténticas enciclopedias musicales. Gente que comparte sus experiencias igual que yo y me resulta gratificante leerlas, reseñas a las que además me gustaría aportar mi granito de arena con algún comentario. Y además tienen la “mala” costumbre de dejar señalado quienes son sus blogs favoritos, para que entres en ellos y continuamente descubras espacios que te gustaría ojear a diario. Ya no puedo incluir a más en mi lista de favoritos. No doy abasto.
En definitiva, que me parece fantástico disponer de herramientas gratuitas y alcance de todos, sea cual sea su nivel técnico, para compartir experiencias con el resto del mundo.

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