domingo, 23 de marzo de 2008

Guía Bartolera de Egipto


Egipto, mayo de 2007

REQUISITOS
Para viajar a Egipto sólo es necesario el pasaporte con una vigencia mínima de seis meses a contar desde la fecha de regreso. No es necesario vacunas ni nada por el estilo.
Para entrar en el país hay que pagar un visado de unos 30€ que se paga en destino aunque te lo cobran aquí cuando contratas el programa..

LA MONEDA
La moneda oficial es la libra egipcia (en adelante LE). El cambio es aproximadamente 7.5 LE/€. Prácticamente todos los gastos que tengáis en el viaje los podéis pagar en € pero a veces será necesario disponer de LE. Nosotros cometimos el error de cambiar en el aeropuerto de Barcelona € a LE. El cambio que nos dieron fue 6.64 LE/€. Después en destino, en la motonave te daban el cambio de 7.5 LE/€ e incluso en el hotel en El Cairo el cambio fue de 7.66 LE/€. Así pues no cambiéis a LE hasta que estéis en Egipto. No será necesario salvo en determinados momentos que ya comentaremos.
Los billetes egipcios tienen más mierda que la guita de un jamón y las monedas creo que no llegamos a ver ninguna. Tienen billetes hasta de 1 LE (unos 13 céntimos de euro). Incluso tienen billetes de 25 piastras, que es como tener billetes de 3 céntimos (1 LE son 100 piastras). Ojo no confundir un billete de 25 piastras pensando que llevamos 25 LE.

EL OPERADOR
Nosotros contratamos el viaje en una agencia, aunque se puede contratar igualmente por Internet. De entre todos los programas que te ofrecen los distintos operadores, nos decidimos por uno del operador 5*****Club. La decisión se basó en el programa en sí, en el precio total y en los horarios y días de salida y regreso. Prácticamente todas las operadoras te ofrecen los mismos programas pero hay diferencias en cuanto a precios y disponibilidad.
En cuanto a la operadora (5*****Club) calificamos el servicio de sobresaliente. No tenemos ninguna queja respecto al servicio y la organización. Sencillamente creemos que fue impecable. Te llevaban siempre de la mano y se ocupaban muy bien de que estuvieras bien informado de todo (programa, horarios, etc) en todo momento. Los hoteles y motonaves que nos ofrecieron eran estupendos y del personal que estuvo a nuestro servicio (representantes en Luxor y en El Cairo, guías, conductores) no podemos tener el más mínimo reparo.

EL SEGURO
Al contratar el programa te aconsejan que contrates un seguro de viaje. Este seguro incluye reembolso por cancelación, así como asistencia médica en destino, etc. Por supuesto que es opcional pero recomendamos que se contrate. No es muy caro (unos 30€ por persona) y creemos que resulta interesante. Si no podéis viajar en el último momento por causa mayor os devolverán el importe del viaje. Si sufrís algún accidente en Egipto (andaréis por terrenos muy irregulares…una torcedura de tobillo o un esguince no sería muy raro) o bien os ponéis muy malitos del vientre o bien tenéis fiebres altas, tendréis cubierta la asistencia médica. A nosotros nos regalaron el seguro cuando contratamos el viaje. A lo mejor es por ello que lo recomiendo, aunque no nos hizo falta.

EL PROGRAMA
Programas hay para todos los gustos. Desde 8 días hasta 15. Todos se componen de más o menos el mismo itinerario (4 noches de crucero desde Luxor a Aswan o a la inversa, y tres noches en El Cairo) pero algunos más largos incluyen crucero por el lago Nasser, estancia en la zona del mar Rojo (Hurghada y Sharm el Sheik), Petra, Alejandría, etc. Para un programa dado, además se elije la opción de “Todo Incluido” (visitas incluidas y pensión completa todo el viaje), o bien visitas no incluidas y pensión completa sólo en el crucero, etc.
Nosotros nos decidimos por uno de los cortitos (8 días, 7 noches) denominado “Templos y Faraones (Todo Incluido)”. La diferencia entre TI y no TI vienen a ser unos 200€. Quizá pagar aparte las visitas y las comidas en El Cairo salga más barato pero no creo que mucho más, y te desentiendes de todo. No obstante las bebidas siempre se pagan aparte en cualquier opción y programa. Además aunque sea TI no quiere decir que se incluyan todas las excursiones y visitas que puedes realizar en el itinerario. Una vez allí te ofrecen más, pero son opcionales y pagadas aparte. Las visitas incluidas son las que se especifican en el programa de la agencia y lo cierto es que incluyen lo fundamental (salvo el templo de Hatshepsupt en Luxor). Las opcionales las detallamos más adelante y supongo que no todas merecen la pena, aunque ya que estás allí es difícil renunciar a ellas.

LAS PROPINAS
En Egipto todo tipo que se acerque a ti y supuestamente te haga algún servicio, extenderá la mano esperando que le sueltes una propia. Son habituales en todos los aseos públicos (aeropuertos, templos, museos); se encuentran apostados en el interior y te extienden un mísero trozo de papel a cambio de una propina. También son habituales los que te cogen la maleta y la cargan en el autobús, o te la pasan por el detector en los aeropuertos. También están los que llevan las calesas (coches de caballo), los camelleros…todos te piden propina aunque ya el guía se ha encargado de pagársela. El primer día caes…pero a partir del segundo lo mejor es pasar de todos ellos y hacerte el despistado…y no dejar que nadie te coja la maleta.
Es habitual, en todas las visitas a los templos, pirámides, etc, ver a tipos merodeando y que captan tu atención haciéndote señas para que los acompañes a un supuesto recóndito y secreto lugar del templo, donde hacer la mejor foto del mundo. No te dejes engañar. Es una trampa para una vez allí coger tu cámara, hacerte posar y echarte una foto…para inmediatamente extender la mano esperando un eurillo.
Hay propinas que son difíciles de eludir. Nada más llegar, y en el trayecto del aeropuerto a la motonave, el representante de la agencia te habla de una propina “obligatoria” para el servicio en el crucero. El último día en la motonave, en un sobre cerrado con tu número de habitación, se deja una propina a repartir entre todo el personal del barco. Te dicen que debe ser un mínimo de 10€ por persona. No es mucho la verdad, y de todas formas es bastante anónimo, de modo que dudo que a nadie lo tachen de estirarse poco. El sistema en principio es justo, porque todo el mundo del servicio recibe su propina, y no sólo los más propicios a llevárselas como pueden ser los que te arreglan la habitación, los que te sirven en el restaurante, etc. De todas formas nunca sabremos cómo las reparten realmente. No obstante, el día de llegada es difícil no darle alguna propinilla al tipo que te lleva las maletas a la habitación. En el hotel en El Cairo no se aplica este sistema. Yo le solté la propina al de las maletas y punto.
Otra propina supuestamente obligatoria es para el servicio del guía. Parece ser que una buena parte de su sueldo proviene de las propinas de los turistas el último día del viaje. Aquí no se fija un mínimo pero supongo que cualquier guía se llevará un buen pico. Si es bueno y amable, acabas entablando amistad con él, y lo normal sería dejarle una buena cantidad. Sin embargo, a nosotros nos tocó sin duda el mejor guía del mundo porque ni siquiera nos solicitó la propina. En el apartado “guía” le dedico mis mejores elogios.

LA MOTONAVE
El presupuesto total del viaje depende no sólo del programa elegido, sino de la “calidad” contratada. Ésta viene dada por opciones que van de la “B” (la más cutre) a la “I” (la más lujosa). Entre la opción “B” y la “I” puede haber alrededor de 250€ de diferencia.
Nosotros elegimos la opción “G”, es decir, una de las más altas. Las motonaves ofrecidas para esta opción eran dos: Al-Andalus y Ti-Yi y a nosotros nos asignaron Al-Andalus. Esta motonave (también conocida por Nile Quest) fue construida en el 2002 por lo que está bastante nuevecita. La habitación era espaciosa (para ser una motonave), con un balcón exterior (todas las habitaciones son exteriores), cuarto de baño apañao y aire acondicionado (fundamental). Constaba de 3 cubiertas de habitaciones (nosotros estábamos en la tercera, la más alta), restaurante en la cubierta inferior, sala de fiestas, y bar y piscina en la cubierta superior. Además tenían tiendas de souvenirs, joyas, etc.
Algunos tramos de navegación se hacen por la noche cuando estamos dormidos. El ruido y vibración de los motores se notaba, pero era prácticamente imperceptible. En otras motonaves de peor calidad creo que esto puede llegar a ser un serio problema.
El servicio en el crucero era impecable. Demasiado impecable diría yo. A veces resulta molesta tanta atención. Supongo que todo va dirigido a que sueltes una buena propina al final del crucero. Todos los empleados (al menos los que tenían relación directa con el turista) hablaban español con soltura y siempre eran extremadamente serviciales, al menos hasta el día en que abandonas el barco, que sólo les interesa que liquides tu cuenta de bebidas. No vimos ni una sola mujer en todo el servicio (entre los egipcios no está bien visto que una mujer pase días trabajando fuera de casa).

EL HOTEL
Con los hoteles (en El Cairo) ocurre lo mismo que con las motonaves respecto a la opción. Como ya hemos indicado, te ofertan una serie de posibles hoteles acordes en su categoría con la opción que has contratado. Algunos están situados en la zona de las pirámides, otros en el centro, y otros en barrios residenciales. Cuando contratas el viaje puedes mostrar tus preferencias por alguno en particular pero nunca te garantizan que sea así. Hasta que no llegas a El Cairo no sabes realmente dónde te vas a alojar, pero siempre en alguno de los de tu opción.
A nosotros nos alojaron en el Meridien Heliopolis. Se encuentra en un barrio residencial bastante tranquilo, de camino al aeropuerto. La estancia en El Cairo es bastante distinta respecto a los días en el crucero. El grupo de gente con el que has estado todo el tiempo suelen dispersarlo en distintos hoteles, aunque siempre realizas las visitas con ellos. Prácticamente lo único que haces en el hotel es pasar la noche y desayunar, porque las comidas en los días en El Cairo se suelen hacer en la calle (para ahorrar tiempo en desplazamientos, y también porque seguro que a la agencia le resultan más baratas las comidas incluidas). Aquí en el hotel el trato es bueno pero mucho más impersonal que en el crucero. Además es complicado que algún empleado te hable en español.
De todas formas no tenemos ninguna queja del hotel en absoluto. La comida era de mejor calidad que en la motonave, aunque las bebidas un poco más caras. La habitación era grande y cómoda, con aire acondicionado, y en la primera planta tenía piscina (que no aprovechamos). Sin embargo, algunos compañeros de viaje que estuvieron alojados en un hotel supuestamente de mayor categoría, el Ramses Hilton, contaron miserias del hotel y el servicio. Incluso tuvieron que pagar por el uso del aire acondicionado. Otros estuvieron en el Conrad Cairo y contaban maravillas (es el hotel ofertado en la opción más cara).

LA COMIDA Y LA BEBIBA
Todas las comidas en la motonave son en plan buffet. Hay bastante variedad y muy occidental en general. El único toque autóctono puede ser la condimentación y los postres…y que no olerás el cerdo. En general el arroz, preparado de muy diversas formas, estaba muy rico. Y el pollo también. Salvo una noche con menú especial típico, como ya digo no faltaban comidas para todos los gustos como pasta, ensaladas, pescado, etc. Lo de los postres es punto y aparte. Quien sea dulcero y postrero lo va a flipar con la cantidad y variedad. Muy, muy ricos, de verdad. En el hotel en El Cairo, como ya hemos comentado el buffet quizá fuera de mayor calidad pero lo aprovechamos poco. Las comidas solían organizarlas en restaurantes para turistas en el centro y tampoco estaban muy mal en general.
Respecto a las bebidas, como ya hemos dicho se pagan aparte. Al final de cada comida te pasan una facturilla con las bebidas consumidas, para abonar el último día de crucero. Los precios son caros pero no abusivos. La botella de agua mineral de 1.5 l la cobraban a 9 LE (1.20€), la lata de coca cola a 10 LE (1.30 €) y la cerveza era lo más caro: la botella de 50 cl a 25 LE (unos 3.30 €). No recuerdo la marca pero estaba buena. Estos precios eran los mismos en las comidas en El Cairo (recordar que los restaurantes eran para turistas, y por ende los precios). No se os ocurra en El Cairo pedir una cerveza sin alcohol porque no sirvan con alcohol. Está asquerosa. Y hablando de asqueroso, el café en general también está bastante malo. Ojo en las comidas que os ofrezcan café, infusión, licor, etc. No están incluidos en el precio, se pagan aparte.
Respecto al agua…por supuesto que siempre embotellada. En el crucero te advierten que no se te ocurra beber del grifo porque el agua se toma directamente del Nilo. En El Cairo te dicen que no hay problema pero yo no lo haría. En las bebidas no te ponen hielo (están frías de todas formas) pero nadie te libra de que las comidas las preparen con agua corriente. Las probabilidades de que te entre diarrea hacia el final del viaje creo que rondará el 99% por mucho cuidado que tengas, así que te recomiendo que no te prives de comer ensaladas ni obsesionarte con el tema porque al final caerás. O quizá tengas suerte.

LOS GUÍAS
Nuestro guía se llamaba Ahmed y nos acompañó todo el viaje, tanto en las visitas durante el crucero como en El Cairo. Era absolutamente la caña. Físicamente parecía un metrosexual, siempre con camisetas ajustadas. Egipcio y musulmán hasta la médula, creyente y practicante, pero muy internacional y abierto. Por lo que contaba ha viajado muchísimo y se ha recorrido España. Su castellano, casi perfecto, y un bromista nato con un sentido del humor fantástico. Se le notaba una gran formación en la materia egipcia, aunque a veces te dabas cuenta de que tenía aprendido el discurso como un loro ;-). Más allá de su obligación como profesional, se tomó ciertas licencias a nivel personal para con la gente de su grupo, que sinceramente no tenía por qué haberlo hecho. Como ejemplo decir que se ocupó personalmente de aliviar en lo posible los problemas de vientre flojo del personal, comprando medicinas que suministraba sin cobrarlas. Una señora mayor que nos acompañaba (cerca de 80 años…increíble esa mujer) no se encontraba bien una mañana y no pudo incorporarse al grupo hasta la tarde. El guía se ocupó de que un taxi fuera a recogerla al hotel, negoció el precio con el taxista y se aseguró de que la dejará en el destino adecuado. A nosotros no quiso cobrarnos el paseo en camello por las pirámides (cuando previamente había advertido que costaba unos 12€), y lo más increíble fue el hecho de que no diera opción a que le diésemos propina al final del viaje. Sin duda podía haberse sacado un muy buen pico.
En fin, que parece que nos hayamos enamorado de él, pero sinceramente nos pareció genial. Otros compañeros de otros grupos con otros guías, no contaban precisamente las mismas lindezas.

EL CLIMA, LA ROPA Y EL CALZADO
El clima es muy caluroso. Es un calor muy seco, parecido al de aquí. En las excursiones te levantan muy temprano para estar de vuelta antes de las horas de máximo calor, pero eso no te quita que a las 11 de la mañana ya tengas 40 ºC. Y eso que nosotros fuimos en la segunda quincena de mayo. Pienso que en pleno agosto debe ser un infierno, así que elegid bien la época para viajar.
En la mayoría de las excursiones, aunque el guía se esfuerce en buscar la sombra durante las charlas, estaréis a pleno sol, de modo que es imprescindible: calzado cómodo (preferiblemente cerrado), camisetas y pantalón corto, gafas de sol y gorra. Además resulta también imprescindible crema de protección solar máxima graduación y llevar siempre abundante agua. El agua puedes comprarla por la calle, no te faltará oportunidad. Te suelen vender 2 botellas de un litro por un euro (más barato que en el barco), pero ten cuidado con los que te las venden porque siempre intentarán engañarte o liarte con el cambio. En el autobús o furgonetilla con la que os desplazáis también os suelen vender agua. Si se acaba el agua puede ser un serio problema. En la mochila conviene también incluir alguna camisetilla de repuesto
Por la noche refresca un poco pero sinceramente como mucho será necesaria alguna camisa de manga larga. Llevar también por supuesto bañador para la piscina y para el que se atreva a bañarse en el Nilo.

EL BOTIQUÍN
Por supuesto llevar de casa todos los analgésicos, antiácidos, antidiarreicos, tiritas y preservativos que consideréis necesarios. Si necesitáis allí algún medicamento podéis recurrir al guía para que os lo compre en una farmacia, pero vete a saber lo que te venden. Además esta opción sólo tiene garantías en El Cairo. Durante el crucero dudo que podáis encontrar lo que deseáis. Respecto a los antidiarreicos, que casi con toda seguridad os harán falta, conviene usar los propios, pero si no funcionan, dejaos administrar lo que el guía os aconseje. Por experiencia, es experto en el tema.

LAS COMPRAS
Algunos de los que viajan a Egipto tienen como objetivo principal hacer compras. No era nuestro caso, que teníamos como único objetivo comprar un imán para la nevera y una camiseta, pero al final picamos y trajimos otros souvenirs.
El regateo es el pan de cada día y siempre salen ganando ellos. Si estás curtido en estas lides puede que hagas buenas compras pero si eres un bartolo como nosotros al final acabas pagando el doble de lo que te habías propuesto en principio. Se las saben todas y se aprovechan de tu inexperiencia, de tu alto nivel adquisitivo (comparado con ellos, claro) y de que gozan de una paciencia infinita y todo el tiempo del mundo. En cualquier mercadillo hay que regatear, aunque en el bazar de El Cairo hay un local de un tal Jordi, mundialmente famoso en todos los foros de Internet, donde los precios son fijos y muy bajos. Continuamente se te acercan chiquillos que te venden 10 marcapáginas de “autentico papiro” o 10 colgantes con el escarabajo sagrado por sólo 1 €. Sinceramente hay que ser miserable para regatearle a esta gente.
Por último, en Aswan y en El Cairo, como parte del programa se incluyen visitas a fábricas de perfumes, papiros y joyerías. Por supuesto que el guía se lleva comisión en estos locales y no tiene ningún reparo en confesarlo. Los precios son caros pero al menos os garantizan la calidad. En estos sitios no se regatea. No tenéis que comprar nada si no os interesa pero es difícil no picar. Los espabilaos se esperan a la visita del bazar de Khan El Khalili en El Cairo donde encuentras lo mismo mucho más barato (pero es más estresante y de calidad más que dudosa).

LA SEGURIDAD
En cada esquina encuentras apostado un policía con metralleta. Al principio te choca pero te acabas acostumbrando. Hay tres tipos de policías que se distinguen por el color del uniforme pero sinceramente desconozco las competencias de cada uno.
En ningún momento del viaje tuvimos sensación de inseguridad y nadie tuvo ningún tipo de problema de robo, pero te da la impresión de que tanto policía es más fachada que otra cosa y las medidas de seguridad en la entrada a los recintos son un poco absurdas. En todos ellos se pasa por un arco de detección, pero aunque pite apenas te miran nada. Te ven la cara de turista y pasas pa’dentro sin problemas. La situación más ridícula se produce en el acceso al complejo de Gizeh para ver las pirámides. Te hacen bajar del autobús para pasar por el arco, pero la mochila con las metralletas y las granadas de mano la puedes dejar en el autobús. Una vez pasas por el arco, vuelves a subir al autobús que nadie ha registrado, y continuáis el viaje hacia la base de las pirámides.

EL ITINERARIO

Día 1, lunes: Sevilla – Barcelona – Luxor
Escogimos la opción de salir de Barcelona porque el vuelo Barcelona-Luxor salía hacia las 14:00. Esto nos permitía coger el mismo lunes un vuelo temprano y barato Sevilla-Barcelona, con margen suficiente. El mismo programa saliendo desde Madrid nos obligaba a pasar noche allí porque el vuelo hacia Luxor salía muy temprano.
Así pues por nuestra cuenta reservamos vuelo en ClickAir a las 7:10 de la mañana. Llegamos a Barcelona hacia las 8:30 y teníamos por delante un montón de horas de espera, así que nos dedicamos a desayunar y leer algo, haciendo tiempo hasta que abriera la ventanilla de la operadora, donde cambiaríamos el bono que nos dio la agencia de viajes por toda la documentación y bonos de vuelos.
La ventanilla no abrió hasta por lo menos las 11:30 o 12:00. Allí nos hicieron entrega de los bonos para los tres vuelos que haríamos (Barcelona-Luxor, Aswan-El Cairo, El Cairo-Barcelona), un bono para el representante en destino donde se detallan los servicios incluidos, el mismo bono copia para nosotros, una cutre-guía de Egipto y una mochilita de regalo.
Con todo el kit en nuestro poder nos dirigimos a la terminal A, al mostrador de facturación que nos habían indicado. Allí nos encontramos con el caos que se provoca cuando la gente cateta hace 4 colas para acceder a 2 mostradores de facturación (y nos hacemos llamar civilizados). En fin, que fue por lo menos una hora para poder facturar. Después el obligatorio control policial y poco después estábamos en el avión de Cairo Airlines con 4 horas y media casi de vuelo por delante.
El vuelo es relativamente cómodo y nos dieron de comer . Llegaríamos a Luxor sobre las 20:00 hora local (es una hora más que aquí). Bajamos del avión y en la terminal, antes de pasar el control de pasaportes, nos espera un representante de la agencia. Le entregamos el bono que nos dieron en Barcelona, nos pega un sello en el pasaporte (visado) y nos hace rellenar una ficha de datos personales (llevad un boli). Con esto pasamos el control policial y accedemos a recoger el equipaje. Todo en orden. Salimos de la terminal guiados por el representante y nos suben a una furgonetilla que nos llevará a la motonave.
En el trayecto te cuentan el asunto de las propinas, hacen un par de chistes malos y te indican el nombre del que será tu guía. Llegados a la motonave nos indican que nos olvidemos de las maletas, que ellos se encargan de todo… y así es. En la motonave se presenta el guía y te dirige directamente al comedor para cenar, donde te indica la mesa que ocuparás durante todo el crucero. Aquí conoces a los que serán tus compañeros diarios durante todo el viaje. Es cuestión de suerte que te toque gente simpática y agradable. En nuestro caso se trataba de una familia (padre + madre + hija) de Bilbao, otra familia (madre de casi 80 años + hija de 50) de San Sebastián, y una parejita joven un tanto siniestros y antisociales de Madrid. Reconozco que mi primera impresión fue del tipo “tierra trágame” pero la verdad es que con el transcurrir de los días me acabaron cayendo todos muy simpáticos y nos llevábamos muy bien con ellos (incluso con los antisociales). A la abuela le cogimos especial cariño. Durante la cena se acerca de nuevo el guía y nos cuenta por encima el programa del día siguiente y la hora del toque de diana. De todas formas diariamente se publicaba en un tablón en el barco cuál sería el programa y horario del día siguiente.
Tras la cena nos dirigimos a recepción donde nos “requisan” el pasaporte (según te dicen está más seguro en sus manos y no tendremos ningún problema), nos dan la tarjeta de la habitación y nos llevan las maletas (que ya las han transportado de la furgoneta a recepción). Le damos la propinilla al currito y como nos pica la curiosidad, nos damos una vuelta para inspeccionar el barco. Desde la cubierta superior podemos ver que en la sala de fiestas una chica baila la danza del vientre. Pasado un rato, a la cama (no recuerdo si hubo algo más)…que al día siguiente hay que madrugar (alrededor de las 5:00).

Día 2, martes: Luxor – Esna – Edfu
Suena el teléfono de la habitación a la hora indicada y tienes unos 15 min para vestirte y bajar a desayunar. Allí las mismas caras de la noche anterior y el guía que nos cuenta con detalle el programa. Desayunamos, volvemos a la habitación a lavarnos los dientes (y tal vez hacer aguas mayores) y rápidamente concentración en el hall. El barco ha estado toda la noche anclado en el mismo sitio. Desembarcamos y nos dirigimos a unas motoras que nos cruzarán el Nilo hacia el margen occidental (el de los muertos) para iniciar la primera visita: el Valle de los Reyes.
Desembarco de las motoras y hacia un autobús. Después de un breve recorrido, llegada al Valle de los Reyes. Ahmed saca las entradas y accedemos. El valle de los reyes es un valle (muy listo!) que hacía de necrópolis y en el que durante las dinastías XVIII, XIX y XX se enterraban a los faraones. Las tumbas están excavadas en la montaña y todas presentan desde fuera más o menos el mismo aspecto. El interior también suele ser similar: un largo y amplio corredor en pendiente que desemboca en una o varias salas donde se encuentra un sarcófago (vacío) de granito. Todas las paredes y techos se encuentran decorados con relieves y pinturas. Parece ser que se han encontrado más de 60 tumbas. Sólo algunas están abiertas al público y periódicamente cierran unas y abren otras para mantenimiento. Con la entrada al valle se tiene derecho a la visita a tu elección de tres de las tumbas que estuvieran abiertas al público en ese momento. Como es lógico, salvo que uno lleve los deberes hechos de casa y sepas muy bien lo que quieres ver, te dejas aconsejar por el guía, de modo que visitamos las tumbas de Ramsés IV, Ramsés IX y Merenptah (espectaculares). La tumba de Tutankamon también se puede visitar pero tiene entrada aparte que no está incluida. De todas formas parece ser que no es nada del otro mundo y todo el tesoro que allí encontraron lo podremos ver en el museo de arte egipcio de El Cairo. Está prohibido hacer fotos en el interior de las tumbas. Si te ven haciendo fotos se ponen extremadamente nerviosos y violentos, y amenazan con destrozarte la cámara. Creo que todo es una pantomima y que lo único que esperan es resolver la situación con unos cuantos euros.
Estamos en el Valle de los Reyes no más de un par de horas. La siguiente visita será el templo de Habu (templo de Ramsés III), que se encuentra en ese mismo margen del río. Este será el primero de varios templos similares que verás a lo largo del viaje, pero por ser el primero te impresiona bastante. Todos los templos tienen más o menos la misma estructura y coinciden incluso los relieves en las fachadas, pero difieren en tamaño y grado de conservación. Tras las oportunas explicaciones del guía, visita libre para hacer fotos. Lo más destacable del templo son los relieves policromados que aún conservan el color.
Vuelta al autobús y breve parada para fotografiar los Colosos de Memnon. Son dos estatuas que representan a Amenhotep III y son lo que quedan de un antiguo templo que se usó de cantera para construir otro. Son muy espectaculares (unos 20 m de altura) pero están muy deterioradas. Otra vez al autobús y volvemos a cruzar el Nilo de nuevo para seguir la visita en el margen oriental (el de los vivos). Vamos a visitar el templo de Luxor.
Este templo es mucho mayor y espectacular que el anterior. Lo primero que te llama la atención es el obelisco en la entrada. Junto a él, un pedestal vacío te delata que falta un segundo obelisco. Éste hermano perdido es el que se encuentra en la plaza de la Concordia en París. Según contaba indignado el guía, el rey Luis XVIII de Francia se lo cambió al monarca egipcio Mohammed-Ali por un reloj de torre, que además no funciona. Este reloj lo podremos ver en El Cairo en la visita a la mezquita. La visita consiste una vez más en la charla del guía y tiempo libre para hacer fotos. El templo es realmente espectacular con grandiosas columnas y patios, y muchas estatuas bien conservadas de Ramsés. Se puede ver la huella de los cristianos (coptos) en el templo. Algunos relieves fueron tapados con yeso y pintadas encima representaciones cristianas. En la entrada del templo te hacen una foto de grupo por si la quieres comprar a la salida.
Ahora nos vamos hacia la última visita del día: el templo de Karnak. Si el templo de Luxor te pareció grande, espera a ver este. Espectacular: varios obeliscos, estatuas por doquier, sala de columnas descomunal, el escarabajo sagrado (los bartolos dan tres vueltas alrededor para ver cumplido un deseo), el lago sagrado…tremendo. Es ya mediodía y la sombra está muy cara.
Con esto acabamos la maratoniana jornada de hoy. Todo sin salir de Luxor. Ha sido una paliza y hace mucho calor, así que nos vamos de vuelta a la motonave para almorzar y echar una merecida siestecita mientras la motonave inicia la navegación hacia la esclusa de Esna.
Unas voces desde el exterior nos despiertan de la siesta. Hemos llegado a Esna y las motonaves esperan su turno para cruzar la exclusa. Este proceso lleva toda la tarde-noche y la esclusa se cruza ya de madrugada. Las voces son de indígenas que, desde destartaladas barcazas, negocian con los turistas en las motonaves el precio de chilabas. Con una precisión de tirador olímpico lanzan hacia las cubiertas y ventanas las chilabas metidas en una bolsa, para que examines la mercancía y se la compres al precio acordado. Un espectáculo digno de ver. Es un poco lamentable lo ratas que llegan a ser algunos turistas con el regateo. Por un euro más o menos tienen a los pobres jugándose el cuello en las barcazas (sorteando a las motonaves que no tienen miramiento ninguno con ellos) esperando a llegar a un acuerdo. Con el show de los chilaberos pasamos la tarde relajados en la cubierta de la motonave hasta la hora de cenar. La esclusa se cruzará mientras dormimos y nos despertaremos en Edfu (algunos del barco pidieron que se les despertara de madrugada para presenciar el paso de la esclusa, pero creo que no valía mucho la pena).

Día 3, miércoles: Edfu – Kom Ombo - Aswan
Hoy el madrugón no ha sido excesivo (hacia las 7 de la mañana). Estamos en Edfu y el programa comienza con la visita al templo dedicado a Horus. El desplazamiento desde la orilla del Nilo hasta el templo lo hacemos en calesa. Nos apiñamos 4 personas en un habitáculo ridículo ornamentado con estilo almodovariano profundo. El cochero es un fumao de unos 15 años que te suelta paridas durante todo el trayecto y que está pendiente de todo menos del tráfico. Milagrosamente sin incidentes llegamos al templo y el fumao se pone pesado con la propina (que ya se ha encargado de dársela nuestro guía), pero no le damos nada. Sorteando cientos de calesas y decenas de vendedores, entramos en el templo y misma rutina que otras veces (charla del guía y visita libre). Este templo es el mejor conservado de Egipto. Aún conserva el techo de las salas aunque las paredes están negras por el humo de antiguas fogatas. Una vez más se puede observar como los cristianos dieron su “toque” personal, picando los relieves de las paredes. A destacar la famosa (y bien conservada) estatua de Horus en el patio exterior.
De vuelta a la calesa, momento de tensión con el fumao porque se niega a salir si no le damos propina. Tras amenazas con llamar al guía para que ponga orden y con la promesa de alguna propina cuando lleguemos al barco, salimos de nuevo hacia el embarcadero. El trayecto de vuelta es de nuevo una odisea pero estás entretenido viendo el “paisaje”. Edfu es tremendamente fea, sucia y caótica, por lo que la llegada a la motonave se agradece. Nos refrescamos y vamos a almorzar. La motonave inicia la navegación hacia Kom Ombo.
Nos despertamos de la siesta y al abrir las cortinas vemos la navegación a lo largo de la orilla del Nilo. Es realmente bonito. Vas viendo poblados, gente haciendo sus faenas, vacas bañándose en la orilla. Muy relajante. Ya empieza el atardecer cuando llegamos a Kom Ombo y desembarcamos para visitar el templo que está en la misma orilla. El atardecer da al templo una luz especial. Este templo está dedicado a los dioses Sobek y Haroeris y tiene influencia greco-romana. Los relieves son especialmente cuidados e interesantes y se puede ver un nilómetro y dos cocodrilos momificados.
Es hora de volver al barco y prepararse para la “cena de gala”. Te dicen que es obligatorio ir disfrazado por lo que no te queda más remedio que comprarte una chilaba y hacer un poco el payaso. Lo de obligatorio es relativo porque nadie te va a negar la cena que tienes pagada, pero la verdad es que prácticamente todo el mundo va disfrazado y dar el cante es precisamente no disfrazarte. Con ese panorama compramos un par de chilabas en los tenderetes junto al templo. Después de mucho regatear, sacamos las chilabas por unos 5 o 6 € cada una, lo cual es caro teniendo en cuenta que en el mismo barco las venden desde 4 €. Además siempre están los espabilaos que te aseguran que ellos las han sacado por 2 o 3 €. En fin, cada cosa vale lo que estés dispuesto a pagar por ella. Hay quien no se contenta con una simple chilaba y asiste a la cena con turbante, bigote y barba postiza y todos los avíos que uno pueda imaginar. La verdad es que el resultado es una velada de lo más colorida y exótica y quieras o no te ríes. La cena en sí resulta exquisita. Preparan platos típicos e incluso tienen reservada una tarta para los tortolitos en luna de miel. Después de la cena, todo el mundo “obligatoriamente” a la sala de fiestas donde te hacen la inevitable foto y tienen preparado un chinpún de lo más borreguero. A pesar de todo la gente se lo pasa muy bien. Nosotros, un tanto antisociales, nos retiramos pronto al catre. Durante la noche se continúa la navegación hacia Aswan.

Día 4, jueves: Aswan
Amanecemos atracados en Aswan. Esa mañana es la excursión al poblado Nubio y no nos hemos apuntado, así que tenemos la mañana libre y no hay que madrugar. No obstante por inercia te levantas temprano y bajamos a desayunar. Pensamos echar la mañana tranquila en la cubierta del barco y pegarnos un bañito en la piscina (el agua está muy fría). Casi todo el mundo ha ido a la excursión, así que estamos muy, muy tranquilos. Teníamos la opción de dar una vuelta por Aswan a nuestra bola, pero no nos apetece, y además no sabríamos donde ir. Aswan no es como Edfu. Es mucho más limpia y tiene buena pinta. El guía nos garantiza que es una ciudad segura. A la hora de comer ya han vuelto los de la excursión y nos cuentan los detalles. Hoy no hay siesta que valga porque nos vamos a ver el obelisco inacabado.
Nos llevan en autobús a una antigua cantera de granito en Aswan de donde se obtenían la mayoría de las piedras usadas en los templos que hemos visto. En esta cantera se puede observar un obelisco a medio tallar, y que abandonaron porque se les fracturó. La cantera es impresionante, y cuesta imaginar, viendo el obelisco, cómo c%&@ lo sacaban de allí y lo transportaban. La visita es breve, no hay mucho más que ver y además hace mucho calor, así que cogemos carretera y manta y vamos a visitar la presa de Aswan.
Para acceder a la presa hay que entrar en zona militar, así que nos advierten que nada de cámaras de video, aunque no hay problema con las fotos (absurdo). La presa de Aswan son en realidad dos, presa alta y presa baja. Es un obra de ingeniería importante y puedes ver por primera vez el lago Nasser (es el lago en el que se convierte el alto Nilo debido a la presa). Muy bonita, pero no deja de ser una simple presa, un poco más grande de lo normal.
A continuación nos llevan a visitar una tienda de perfumes donde una española regenta el negocio. Te hacen una demostración de fabricación de tarros de esencias, te dan un refrigerio y te cuentan las excelencias de los perfumes que fabrican allí. Tras darte a oler algunos te dejan para que le elijas lo que quieras comprar. Nosotros picamos. Es un buen regalo en cualquier caso. Después de esto, una nueva “parada técnica”, esta vez en una joyería. Aquí recogimos unos colgantes que le habíamos encargado a Ahmed. Se trata de unos cartuchos en plata con el nombre elegido en jeroglífico. Como diría mi mentor Félix, es como poner tu nombre en el cartel de una corrida de toros. Bartolo que es uno. Vuelta a la motonave para cenar y prepararnos para la excursión nocturna: espectáculo de luz y sonido en el templo de Philae.
El templo de Philae, dedicado a Isis, es uno de los que, por su importancia, salvó la UNESCO de que quedara por siempre sumergido bajo las aguas por la construcción de la presa de Aswan. Para ello se desmontó en piezas y se reconstruyó en una isla que queda situada entre la presa alta y la presa baja. Accedemos a él en una motora, patroneada por un indígena de escasos 15 años, y es un viajecito realmente refrescante y agradable, en plena noche y con la única iluminación de las estrellas. Llegamos a la isla, desembarcamos y esperamos a que comience el espectáculo. Éste consiste en una visita al templo, guiada por una grabación en español, donde te cuenta un poco la historia del templo, y las voces pretenden ser la de los propios dioses que “pasaron” por él. A la grabación se le une un juego de luces, bastante simple, que potencia el espectáculo. Tras visitar varias salas con su correspondiente historia, finalizas saliendo del templo y ves la parte final sentado en unas gradas. Desde este punto, si la cámara es buena, salen muy buenas fotos. Justo al lado del templo, pasas por el templete que construyó nuestro paisano el emperador Trajano. Fin del espectáculo y vuelta a casa, que mañana nos espera el supermadrugón.

Día 5, viernes: Aswan – Abu Simbel –Aswan – El Cairo
Creo recordar que el toque de diana fue a las 2:30. Bajamos al restaurante donde nos sirvieron café y nos entregaron el desayuno en formato pic-nic. Rápidamente nos dirigimos en autobús hacia el punto de salida del convoy. Por imposición gubernamental y por motivos de seguridad, todas las visitas que requieran desplazamientos fuera de la ciudad, deben llevar escolta policial, así que la partida hacia Abu Simbel es única para todos los autobuses de las distintas operadoras. La salida del convoy se fija a las 4:00 y el autobús que no esté allí a esa hora se queda sin excursión. Por delante tenemos más de 300 km de recorrido, por lo que el viaje dura unas 3 horas.
Debido al madrugón, lo normal es pasar la mayor parte del viaje echando una cabezadita. El paisaje es bonito cuando empieza a amanecer, pero es repetitivo, solo ves desierto. Desayunas el pic-nic en el mismo autobús y sobre las 7 de la mañana llegas a Abu Simbel. El complejo contiene dos templos y ambos fueron desmontados de su emplazamiento original y reconstruidos de nuevo para salvarlos de las aguas. Viendo la majestuosidad de los mismos cuesta trabajo creer que hicieran lo que hicieron (hay videos que documentan todo el proceso). Cuando estás ante la fachada de ese impresionante templo, incrustado en la roca, que tantas veces has visto en fotos, resulta difícil no emocionarse. El entorno es muy bonito, con grandes vistas al lago Nasser. Después de echar mil fotos a la fachada del templo, pasamos al interior, donde está prohibido hacer fotos. Es una pena, porque los relieves del interior sí que son espectaculares. Es importante que el guía previamente te haya orientado sobre las partes más interesantes, para que una vez dentro a tu aire, vayas a tiro hecho y no pierdas detalle. Un par de horas después estamos de vuelta al autobús. Son aproximadamente las 10 de la mañana y ya hace un calor tremendo. Aquí nos despedimos de algunos compañeros que continúan su programa con un crucero por el lago Nasser.
De nuevo tres horas de camino hasta Aswan. Llegamos a la motonave y nos encontramos con que no podemos abrir la puerta de la habitación. Han cambiado los códigos porque se supone que es el último día de crucero y la habitación se desaloja a las 12. El representante de la agencia nos dice que la dirección de la motonave, en un gesto de cortesía, nos va a permitir ocupar las habitaciones para descansar hasta la hora prevista de partida hacia el aeropuerto (el vuelo Aswan-El cairo esta programado para las 22:00). Supongo que todo es una maniobra para que tu propina sea más suculenta. Almorzamos y nos retiramos a echar una siesta. Nos han citado en el hall aproximadamente a las 19:00.
Antes de partir hay que liquidar la cuenta de bebidas. La gente tiene problemas porque no les dejan pagar con tarjeta, quieren efectivo. Aluden que el TPV no funciona, pero ante la presión de la gente milagrosamente se arregla. Echamos la obligatoria propina en el sobre cerrado y lo depositamos en un buzón dispuesto para ello. Nos hacen entrega de los pasaportes que depositamos el primer día (ahora caigo que requisarte el pasaporte es una estratagema para que no te vayas sin pagar las bebidas) y nos vamos al autobús camino del aeropuerto.
En el aeropuerto vamos todos de la mano del representante de la operadora, que se encarga de todos los trámites y de darnos las tarjetas de embarque. Facturamos las maletas y nos dirigimos a la puerta de embarque donde nos dan la sorpresa (esperada por otra parte), de que el avión saldrá con 1 hora de retraso. Nos entretenemos como podemos y finalmente nos suben al autobús que nos llevará por la pista hasta el avión. De pronto se apaga el motor (del autobús, no os asustéis) y no pueden arrancar de nuevo. Se ha quedado sin batería. Los muy cutres hacen el amago de ponerle un biberón pero finalmente desisten y traen otro autobús. Hemos perdido por lo menos media hora más. Por fin despegamos y casi dos horas después aterrizamos en El Cairo (nos han dado de comer en el vuelo).
Bajamos del avión y vemos perros corretear por las pistas. Recogemos las maletas sin incidentes y nos llevan al autobús que nos repartirá por los distintos hoteles. Afortunadamente el nuestro está cerca del aeropuerto por lo que somos los primeros en dejar. Nos registramos en recepción y nos dan la llave de la habitación, que es espaciosa. Entre unas cosas y otras son casi las 2:30 y mañana nos levantamos a las 7 para ir a ver las pirámides.

Día 6, sábado: El Cairo
Tras desayunar en el hotel, el autobús nos recoge a la hora estipulada. De camino al complejo de Gizeh, que se encuentra en las afueras de la ciudad, vamos recogiendo a los compañeros de viaje de otros hoteles y tomamos contacto por primera vez con el tráfico caótico de El Cairo. No tengo palabras para describirlo, hay que verlo para hacerse una idea de lo que significa conducir en El Cairo: apenas hay semáforos y los que hay no se respetan, impera la ley del más fuerte para ganar la posición, las calles tienen tantos carriles como coches caben en paralelo, la gente se lanza a la carretera y cruza sorteando los coches. En fin, que uno se puede imaginar la cantidad de muertes diarias que debe haber en una ciudad de 15 millones de habitantes con esa educación vial. No obstante no vi ningún accidente. La ciudad en sí es bastante fea, con extensiones inmensas de barrios destartalados y sucios. Es también la ciudad más contaminada del mundo.
Por fin llegamos a las pirámides y tras la pantomima del control de seguridad, nos llevan a la base de las mismas. Sólo por ver esto vale la pena el viaje. Estamos de pie diminutos ante esas gigantescas pirámides que tantas veces hemos visto en los libros. Aparte de admirarlas, no hay mucho más que hacer, así que yo, que no tengo claustrofobia, me apunto a entrar al interior de la pirámide de Kefrén. Consiste en un corredor en pendiente de escaso metro y medio de altura (tienes que ir agachado), que desemboca en una cámara con un sarcófago vacío. No hay momias, ni pinturas, ni relieves en las paredes, por lo que es bastante sosito. Además el aire está muy viciado en el interior y hay quien puede llegar a pasarlo realmente mal. A pesar de todo resulta emocionante estar ahí dentro. La nena no entró.
Desde aquí volvemos al autobús y nos alejamos de las pirámides hasta una zona donde la panorámica es espectacular y puedes hacerles buenas fotos a todo el conjunto. Tras las fotos llega el turno de los camellos (dromedarios en realidad). Fue uno de los momentos más divertidos. Vas montado sobre la joroba, no en alforjas, y el recorrido es espectacular: desde la zona panorámica hasta la base de la esfinge. Es un recorrido bastante largo y da tiempo a correr con el camello, subir y bajar dunas, hacer videos, echar fotos. Las vistas son impresionantes. El resto del grupo que no quiso montarse en camello (todos salvo otra pareja y nosotros dos), hicieron el recorrido en autobús y se quedaron en la esfinge hasta que llegamos nosotros, para visitarla todos juntos. ¿Y qué se puede decir de la esfinge?...pues que al natural gana muchísimo. Es una pena que esté bastante deteriorada y no te puedes acercar mucho. Lo justo para hacer alguna buena foto.
A continuación, y antes de comer, nueva “parada técnica” en una fábrica de papiros. Aquí te hacen una demostración de la fabricación de papiros y te invitan a que elijas algunos de los expuestos en las paredes, con los distintos tamaños y precios. Una vez más picamos y nos llevamos uno la mar de bonito que, todavía no hemos colgado. Nos llevaron a comer a un restaurante en la ciudad. La comida, en la que abundaba el pescado, estaba regular. Lo más llamativo del sitio es que había muchísimos camareros, todos superestresados, y gritando mucho. No fue lo que se dice un almuerzo tranquilo. Después de comer la gente se iba a hacer la excursión de Menfis y Sakkara pero como nosotros no nos habíamos apuntado, nos llevaron al hotel donde nos echamos una siesta de campeonato. Comienzan los primeros síntomas de descomposición estomacal.
Nos ponemos guapos y nos preparamos para la excursión nocturna por El Cairo. Nos llevan en autobús a la parte antigua y visitamos una mezquita que no recuerdo cómo se llamaba, pero estaba muy chula. Nos descalzamos para entrar y estuvimos en el patio principal mientras el guía nos contaba cosas del islam. Continuamos por una calle un tanto sucia y patas arriba, donde había mucha actividad y muchos comercios de venta de oro. Es al parecer la calle más antigua de El Cairo. Pasamos a la zona del bazar de Khan El Khalili, que visitaremos con más tiempo al día siguiente, y llegamos a una plaza muy animada donde nos tomamos un té la mar de a gusto. Aquí te asaltan continuamente ofreciéndote carteras de piel, relojes de imitación, abalorios, etc. Nos recoge el autobús y nos lleva a un local inmenso donde nos tienen preparada una cena-espectáculo. Fue algo así como cuando meten a un grupo de japoneses en un tablao flamenco: te parece todo muy auténtico pero no deja de ser atracción para turistas. La comida estaba bien y el espectáculo incluía danza de los derviches y otras coreografías de difícil clasificación. En una de ellas bailaba un egipcio y poquitín “loca” ella. Con el estómago lleno y pitidos en los oídos nos llevan de vuelta al hotel. Primera visita urgente al baño.

Día 7, domingo: El Cairo
La noche transcurre con diversas visitas al excusado. Nos levantamos sobre las 7 para desayunar y nos recogen para la visita a la ciudadela de Saladino con la mezquita de alabastro de Mohammed-Ali. De camino a la ciudadela, pasamos por lo que llaman la “ciudad de los muertos” que es un barrio inmenso donde se alojaron refugiados de la guerra árabe-israelí del 73. La llaman ciudad de los muertos porque las casas, en su parte trasera, hacen las veces de cementerio particular. Escalofriante.
La mezquita de alabastro es de una belleza increíble. Como su nombre indica es entera de alabastro, y podemos ver junto al patio el famoso reloj de Luis XVIII. Nos descalzamos para entrar. Las mujeres deben ir cubiertas hasta por debajo de los codos y las rodillas. Hay damas en la entrada, guardianas del decoro, que cubren a las mujeres con unas capas verdes si lo consideran necesario. Los hombres pueden entrar con camisetas y pantalón corto sin problemas. Una vez dentro, descalzados y sentados en la sala de las oraciones iluminada por decenas de luces que cuelgan del techo, nuestro guía Ahmed nos da su visión del islam respondiendo a todas nuestras cuestiones. La mezquita está sobre una zona elevada, y desde el exterior hay una gran vista panorámica de El Cairo. A lo lejos, tras la nube de polución, son visibles las pirámides que visitamos el día anterior. Desde aquí se tiene una idea de lo descomunal que es la ciudad.
Abandonamos la ciudadela y nos vamos de compras, al bazar de Khan El Khalili. Aquí el guía te da tiempo libre suficiente para que te recorras todas las tiendas que quieras. Algunos se van flechados a buscar al Jordi. Otros nos lo tomamos con tranquilidad y callejeamos un poco hasta que estamos a punto de perdernos. Una vez situados de nuevo me limito a comprar el imán para la nevera y la camiseta. No tengo muchas ganas de regatear, pero de todas formas los saco a buen precio. Particularmente no me entusiasma el bazar. Hay mucha basura por todas partes y las calles están levantadas por las obras. De vuelta al lugar de reunión nos llevan a comer a otro restaurante para turistas del centro. La comida es buffet y tampoco es la mejor que hemos tenido en el viaje. Además los estómagos hacen ruidos extraños y amenazan con evacuaciones masivas. Después de comer nos dirigimos a la última visita importante del viaje: el museo egipcio.
Es un edificio muy bonito, en pleno centro. En el interior no puedes echar ningún tipo de foto, lo cual es una auténtica putada. Es bastante grande, pero según dicen se les está quedando pequeño para la cantidad de piezas que quieren exponer. Lo mejor del museo sin duda es el tesoro de Tutankamon, que ocupa todo un ala de la segunda planta. Si uno no ha hecho los deberes, piensa que el tesoro de Tutankamon es la máscara funeraria y poco más, pero cuando ves lo que hay ahí dentro metido lo flipas. El niñato Tutankamon tenía guardado un tesoro impresionante y todo se encontró intacto. La máscara funeraria te acojona cuando la tienes delante de tus narices y los sarcófagos de oro macizo…no hay palabras para describirlo. Todo, todo, todo es acojonante. Están expuestos incluso los gayumbos y el condón de Tutankamon. Pero no todo en el museo es el tesoro. Hay muchísimas más cosas de interés y no hay tiempo para verlo todo. El guía se afana en explicar todo lo que puede y deja tiempo para visita libre, pero nos tenemos que ir. La gente está realmente agotada.
Con la sensación de que ya está todo el pescao vendido, volvemos al hotel donde cenamos por primera y última vez. La comida es muy buena, quizá la mejor de todo el viaje. En el hall del hotel se escucha follón. Se está celebrando una boda y vemos la entrada y el recibimiento de los novios. Todo muy colorido y con mucho jaleo. Lástima que no tenga la cámara a mano. Nos vamos a la cama. Mañana volvemos a casa.

Día 8, lunes: El Cairo – Barcelona – Sevilla
Hacia las 8 de la mañana hemos quedado en el hall con el representante de la agencia. Desayunamos y recogemos las maletas. Los que tienen el vuelo a Madrid, no salen hasta después de comer, por lo que tienen la mañana para hacer lo que quieran (no obstante tienen que desalojar la habitación a la hora que marca el hotel). Nos llevan en autobús hacia el aeropuerto y una vez más el representante se encarga prácticamente de todo. Embarcamos y cuatro horas después estamos de nuevo en España. Nos despedimos de los nuevos amiguitos que hemos hecho: intercambio de emails, que si en Bilbao tenéis vuestra casa, promesas de visita, besos, etc. Es la una del mediodía y no cogemos el avión a Sevilla hasta las 9 de la noche.
Tanto margen no era necesario pero lo hicimos así para no correr riesgos con los retrasos y para aprovechar y hacer visita familiar. Así que telefoneé a mi tía que vive en Barcelona, nos recogió en el aeropuerto, nos dio de comer, visité a mis primas, tomamos café y nos llevó de vuelta al aeropuerto. Llegada a Sevilla, besitos a los papis y por fin en casa. Esta noche dormiremos como angelitos (y no madrugaremos).

EXCURSIONES OPCIONALES
Una de las tardes en la motonave, reúnen al grupo y te cuentan las excursiones opcionales que puedes realizar. Te explican el programa, cuándo las puedes realizar y cuánto cuestan. Una vez decididas te apuntan en la lista y las pagas en ese momento. Las puedes pagar en LE o en € pero es recomendable pagar en esta última, ya que los precios vienen indicados en € y si quieres pagar en LE te harán sobre la marcha un cambio nada ventajoso para ti, sobre todo teniendo en cuenta que la suma a desembolsar será relativamente alta. Nosotros nos apuntamos sólo a dos de ellas: “Espectáculo de luz y sonido en el templo de Philae” y “Noche con cena típica en El Cairo”, y no nos arrepentimos. A continuación una descripción de las excursiones, por lo que recuerdo de la descripción y por lo que nos contaron los que se apuntaron a ellas. Los precios no los recuerdo con exactitud, así que son muy aproximados.

Luxor: Paseo en Calesa

Precio por persona: 10€
Esta excursión no pudimos hacerla aunque hubiésemos querido porque se realiza el primer día por la tarde en Luxor. Los que veníamos desde Barcelona llegábamos muy tarde y sólo la hicieron los que venían desde Madrid. Consiste en un paseo en calesa por la ciudad, visitando desde fuera los templos de Luxor y Karnak y algún que otro lugar de interés. Supongo que no estaría del todo mal. De todas formas tienes la oportunidad de montar en calesa en Edfu, y los templos los ves con detalle a la mañana siguiente.

Aswan: Visita a poblado Nubio

Precio por persona: 30€
La excursión consiste en un paseo en motora por uno de los brazos del Nilo hacia un poblado Nubio, donde se visitan las casas del poblado y conoces a sus habitantes. Tiene el atractivo añadido de que tienes la opción de bañarte en el Nilo en una zona donde el agua dicen está cristalina.
Por lo que nos contaron los que fueron, el paseo en motora fue realmente bonito por el paisaje. La estancia en el poblado era básicamente una representación para turistas. Al parecer los mayores del poblado asignaban chiquillos a cada pareja de turistas para que se les pegaran como lapas e hicieran labores de guía por el poblado, con objeto de sacarles todo lo que puedan. Las mujeres se ofrecían para hacer el típico tatuaje de gena. Alguno se atrevió con el chapuzón en el Nilo (y hay que ser valiente porque se lee cada cosa en internet…).

Aswan: Espectáculo de luz y sonido en el templo de Philae

Precio por persona: 20€
Ver día 4, jueves

El Cairo: Menfis y Sakkara

Precio por persona: 30€
En un principio me arrepentí de no haber contratado esta excursión, pero por la crónica de los que fueron creo que hicimos bien. Está a unos 30 km de El Cairo y se visita la famosa pirámide escalonada, que es la más antigua que se conserva. También se encuentra allí una estatua acojonante de Ramsés II. No sé si llegaron a ver también la pirámide de doble inclinación de Dahshur y la pirámide roja, que también están por esa zona. El problema de la excursión es que la hicieron después de comer cuando más calor hacía y los pobres literalmente se cocieron. Además se quedaron sin agua, por lo que lo pasaron regular.

El Cairo: Noche con cena típica en El Cairo

Precio por persona: 45€ (30€ si vas con pensión completa)
Ver día 6, sábado

OTRAS ACTIVIDADES EXTRAS

Luxor: Visita de la tumba de Tutankamon

Precio por persona: 70 LE
Parece ser que lo único relevante de esta tumba es el nombre del antiguo anfitrión. Todo el tesoro que aquí encontraron está como sabemos en el museo egipcio, por lo que en el interior de la tumba no hay prácticamente nada interesante. No obstante queda muy bien decir eso de “yo estuve en la tumba de Tutankamon”. Es bastante cara la entrada para lo que ofrece. Es interesante la historia de cómo encontraron la tumba (que os la cuente el guía), y resulta mareante pensar que si en la tumba de un don nadie como Tutankamon encontraron el tesoro que vimos en el museo egipcio…¿cómo sería el tesoro que pudo acumular un Ramsés II?.

El Cairo: Entrada al interior de las pirámides

Precio por persona: 40 LE / 25 LE
La entrada a la pirámide de Keops está limitada a sólo 150 personas al día, por lo que, salvo que te presentes allí por tu cuenta a las 8 de la mañana, es casi imposible yendo en grupo. La segunda en tamaño, la pirámide de Kefrén, no tiene límite y es más barata (25 LE frente a 40 LE), y no hay problemas ni colas para entrar. La tercera, Micerinos, creo que en aquel momento estaba cerrada al público. El interior de ambas pirámides son idénticos (siempre según decía el guía), por lo que puedes contentarte con entrar en la de Kefrén. Hay que pagar el importe en LE. El guía se encarga de sacar las entradas.

El Cairo: Paseo en dromedario

Precio por persona: 12 €
Como ya he contado es superdivertido, así que recomiendo que no os lo perdáis. Costaba 12 € por cabeza, pero nuestro guía, teniendo en cuenta que sólo nos apuntamos cuatro, nos invitó. Así de espléndido era Ahmed. Me dijo que ya lo arreglaríamos con la agencia pero no llegó a reclamármelo. Los camelleros eran unos chavalillos que no hablaban español, por lo que las conversaciones durante el trayecto fueron breves. De todas formas lo que intentan es ganarse tu confianza para, una vez finalizado el trayecto, pedirte algún dinero de propina. Te dicen que si es para comida para el camello, que si tal que si cual, pero no le dimos nada. Ya nos advirtió Ahmed que estaba todo pagado, incluida la propina.

El Cairo: Sala de las momias en el museo egipcio

Precio por persona: 70 LE
Entrar en la sala de las momias vale bastante caro (comparado con el precio de la entrada general). No sé qué momias hay exactamente pero me consta que está la de Ramsés II. Después de toda una semana hablando del pollo este y de la cantidad de templos que construyó y la vida tan plena que tuvo (murió casi centenario y tuvo algo así como ciento cincuenta hijos), la verdad es que apetece mucho entrar a saludarlo, pero no lo hicimos. De todas formas si has estado en el museo británico en Londres, ya has visto momias suficientes. Creo que ningún compañero de viaje entró, de modo que no sé muy bien si valía la pena.

CONCLUSIONES
Es un viaje que nos ha encantado y que recomiendo a todo el mundo. Si eres aficionado a la egiptología, el viaje te satisfacerá con creces. Y si no lo eres, te convertirás en egiptólogo. Aunque los madrugones son canallas y diarios, el programa te permite echar una buena siesta casi todos los días. La primera parte en el crucero, es de verdad muy bonita y relajada. De todas formas hay gente que no le gustó nada pero es que no se puede ser tan pejiguera por todo. En internet hay multitud de blogs de gente como nosotros que cuentan su propio viaje y cada uno saca su propia conclusión, que no será ni la tuya ni la nuestra. Para nosotros, ha valido la pena.

GALERÍA DE IMÁGENES

Valle de los Reyes.

Templo de Habu. Los colosos de Memnon. La familia cruzando el Nilo. De amarillo, nuestro guía. Estatua de Ramsés II en el templo de Luxor. El escarabajo sagrado en el templo de Karnak. Columnas del templo de Karnak. Las motonaves se posicionan para el paso de la esclusa de Esna. Junto a ellas como rémoras, las barcazas de los chilaberos. El templo de Edfu. El templo de Kom Ombo. Ahmed nos cuenta cómo pulían la roca en la cantera de Aswan. El obelisco inacabado. El lago Nasser desde la presa de Aswan. Al fondo, el templo de Philae. El templo de Philae por la noche. Estatuas de Ramses II en Abu Simbel. Bartolo frente al templo de Abu Simbel. Bartola frente a la gran pirámide de Keops. Paseo en Camel-Taxi.


Complejo monumental de Gizeh. Foto bartola. Posado. La familia en el patio de una mezquita en El Cairo. Danza de los derviches en el espectáculo para turistas.La mezquita de alabastro de Mohammed Ali.Patio de la mezquita de alabastro. Al fondo el reloj del timo. Panorámica de El Cairo.

ENLACES GOOGLE MAPS

Aeropuerto de Luxor, Valle de los Reyes, Templo de Habu, Templo de Hatshepsupt, Colosos de Memnon, Templo de Luxor, Templo de Karnak, Esclusa de Esna, Templo de Edfu, Templo de Kom-Ombo, Obelisco Inacabado, Presa de Aswan, Templo de Philae, Templo de Abu Simbel, Aeropuerto de Aswan, Aeropuerto de El Cairo, Hotel Le Méridien Heliopolis, Pirámides de Giza, Esfinge, Pirámide de Dahshur, Pirámide de Sakara, Pirámide Roja, Mezquita de Mohammed Ali, Ciudad de los muertos, Bazar de Khan El Khalili, Museo Egipcio


OTRAS OBRAS DE INTERÉS

- Guía para bartolos de la Riviera Maya (Félix López, Verano de 2005, Ediciones SHS)

PRÓXIMAS EDICIONES

- Bartolos en Escandinavia (Fundación Dinamarca Acoge, Julio ’04 ’05)

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